En el mapa de la hazaña está la huella del regreso.
La luna sale en cualquier lado en el que estemos,
aunque el sol prefiere anclar sus luminarias en Boedo,
tierra fértil donde nacen las pasiones inmortales.
Me escuchás hablar y ya sabés de donde soy.
Me mirás a los ojos y ya sabés de donde vengo.
Me das la mano y ya sabés adonde voy .
Me palpitás el corazón y ya sabés que vuelvo a vos.
En la tierra de los cuervos no hay cadenas sino alas
expandiendo con su vuelo el espíritu más santo del amor.
Si me ves volar por suelos extraños llevando estos colores,
no te ilusiones, siempre vuelvo a la tierra de los sueños.
Me ves volver y ya sabés que siempre estuve.
Me oís cantar y ya sabés cual es mi canto.
Me olés el alma y ya sabés que está esperando.
Me sentís tan cerca y ya sabés que estoy llegando.