domingo, 6 de junio de 2010

Yo nunca me fuí ( y estoy de vuelta )


Yo nunca me fuí,
caminé otros adoquines,
me colgué de otros balcones,
pero el amor a estos colores,
nunca cambió de lugar.
Yo nunca me fuí,
ni olvidé mis raíces,
y ahora que vos volviste,
las puertas ya no tienen fuerza
para cerrarse otra vez.

Yo nunca me fuí,
desbordé con los diluvios,
me insolé hasta resecarme,
porque de lo que no puedo cuidarme,
es de este amor descomunal.
Yo nunca me fuí,
grité como vos injusticias,
alenté aunque estuviera lejos,
y en cada ilusión o desconcierto,
el honor le ganó a la derrota.

Yo nunca me fuí,
peregriné otros escenarios,
compré otra casa en el bajo ,
pero cuando miro a lo alto,
veo tu mano construyéndote otra vez.
Yo nunca me fuí,
removí escombros y recuerdos,
desempolvé las fotos de mi infancia,
y aunque al pasado no lo cambian,
este presente retoma el cruce perdido.

Yo nunca me fuí,
hablé en otros idiomas,
besé otros tintes de bocas,
pero la lealtad a esta bandera
no se compara con ningún amor terrenal.
Yo nunca me fuí,
partir a más de uno entre sollozos,
combatir la degradación con nobleza e hidalguía,
acompañar el ocaso con la luz de los que brillan,
porque grande es el que gana, en el juego y la batalla.

Yo nunca me fuí,
y ahora que estás rumbeando para este lado,
resucitan las raíces sepultadas en el tiempo,
la vieja avenida reencuentra su historia,
y se pone de novia con su primer amor .
Yo nunca me fuí,
y ahora que todos están volviendo,
los muros sucumben a esta explosión,
no hay poder ni fuerza más arrolladora,
que la del pueblo unido por la misma pasión.



domingo, 21 de marzo de 2010

Estoy ( yendo )



Nula en el asfalto
que quema las venas,
ardiendo el cerebro
sin vías de escape.
Paralizada por el movimiento
que tira y empuja
gritando sin freno,
mareando el aire.

Nado por la orilla
que invita a sumergirme,
distrayendo el motín
en la jaula del reloj.
Motivada por el agua bendita
que sana y protege
escudando la piel,
confundiendo a los demonios.

Toco el otro lado
que quiebra diplomas
soltándose el pelo
con la renuncia a cuestas.
Ganada por la espada
que vence al enemigo
arrastrando sus miserias,
hundiéndolo en el letargo.

Planto la bandera
que usurpa mi propia tierra
recuperando espacios
como parte del juego.
Invado los centímetros huidizos
que acortan distancias,
acoplándolos al camino,
acercándonos cada vez más.

Sigo en la azotea
que deja ver el sol,
sedando a la platea
consumiendo algún silencio.
Consulto a los astros
que brillan en la nada,
tirando un pase corto
como jugada maestra.

Voy al otro lado
que libera las tormentas
arqueando los colores,
despachando viejos grises.
Escribo aun en la lluvia
que se amiga con mis días,
devolviéndome aquel rayo
en el lugar indicado.

domingo, 31 de enero de 2010

Cuidarse ( inevitable )


Llueve demasiado por acá
y no puedo evitarlo.
Los socios del diluvio
son unos asesinos.

Hace mucho que no llueve por allá
y no puedo evitarlo.
Los aliados de la sequía
son unos caníbales.

Si el sol puede secar tu piel
también puede quemarla.
Como todo lo que avanza sin cuidado,
atropella sin piedad.

Si el agua puede burlar hasta las rocas,
también puede contaminarse.
Como todo lo que avanza sin cuidado,
atropella sin piedad.

sábado, 23 de enero de 2010

Los girasoles y las margaritas



Los girasoles buscan el sol.
Las margaritas deshojan penas de amor.
Se encontraron a la luz de la luna
con la noche de testigo,
para certificar que la magia aparece
cuando nos alejamos un instante
de lo cotidiano.
Ese momento puede transformar
a las margaritas, hasta provocar
un eclipse de sol y tornar a los girasoles
hacia el brillo de otro astro.
Así nacen las estrellas fugaces.