viernes, 18 de septiembre de 2009

Agujeros


Era el olvido o el rencor.
La memoria sólo conseguía enrojecer su odio acumulado.
No pudo lograr esa transformación
que el tiempo suele provocar ,
y mutar el deseo de venganza, en sed de justicia.
Fue un crimen por encargo,
con muchos culpables y pocos condenados.
Cuando al fin , el mentor del horror estuvo en el banquillo,
pudo respirar, tomar aire,
y sacar el veneno que empalidecía su sangre.
Le sopló la oreja y le dijo :
"Ahora el muerto sos vos".
Y le clavó 30 agujas en el cerebro,
una por cada año que debió esperar para verlo ahí sentado.
Cabe aclarar que esas agujas eran parte del pacto con el juez,
y permanecerían clavadas allí
durante todo el tiempo que durara la condena.
El veredicto fue unánime : cadena perpetua.
Su cabeza escupía cualquier líquido que ingería
por cada uno de los 30 agujeros que el castigo le originó .
Y así fue que el genocida murió de sed.
Aunque muchos dicen que el blanqueo de su mente
le paralizó el corazón .
Los asesinos mueren de cobardía .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sensacional ,este relato encierra verdades tan nuestras que conmueve , es fantastico Ale
abrazo grande
Mariano Gago

Joan Tristany dijo...

Me ha gustad mucho tu poema original, ingenioso, conmovedor y realista.
La justicia muchas veces llega, no todas pero muchas.
Mis feliitaciones yun fuerte abrazo amiga mía.
Joan