domingo, 1 de febrero de 2009

El suicida (los ángeles no tienen espalda)

El suicida tomaba una taza de café
sin azúcar y con las manos cerradas
los puños apretados y los ojos perdidos
buscaba una puerta abierta para trabarla.

Rozaba la pared con su fantasma
que lo empujaba para atrás y lo golpeaba
le dijo que lo había perdido todo
y lo único que amaba ya no estaba.

Que patético discurso relataba
olvidándose de quien siempre lo salvaba
pero en este instante atormentado
sólo hacía falta una taza envenenada.

Sorbo a sorbo fue de a poco
ensuciándose el cerebro de carnadas
y a su cuerpo casi no lo alimentaba
con el fin de que su fin llegara .

Con el hambre que lo desfiguraba
llegó a recostarse desfalleciendo
y allí lo encontró una negra endiablada
que le sacó las monedas enterradas y se fue.

Quedó tirado , puros huesos en su cama
tomó un trago del café que le quedaba
vino Dios a traerle azúcar y tostadas
y se mató al verse sin espalda .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

suicidas, el mundo deberia tener mas de esos, solo que no liberen mas que a sus atormentadas cabezas, solo que no toquen mas que a su delgada conciencia
me gusto que te acordaras de mi, y tambien me sigue gustando lo que escribes
magozzcuro

Anónimo dijo...

Qué hermosos poemas, amiga. Me encanta volver a leerlos. Me alegro que hayas armado tu propio blog. Tenés mucho que mostrar. Ojalá se llene de visitas. Es hora que la gente vea buena poesía de una vez por todas.
Otra vez felicitaciones!!! Te quiero y te admiro.
Jorge Belleret